La Coroncina de los 12 privilegios de María

En la segunda parte, el capítulo cuatro del Tratado de verdadera devoción a la Virgen María, Montfort, hablando de las principales formas de devoción a María, indica la importancia de meditar en sus virtudes, privilegios y acciones. El propio Montfort define “privilegios” como “lo que Dios hizo por María” (mientras que define “virtudes” como “lo que María hizo por Dios”).

En el tratado dedica los puntos 234 y 235 a la descripción de la práctica de la coroncina a los 12 privilegios de María. Vamos a citar:

[234] SEGUNDA PRÁCTICA. Recitarán cada día de sus vidas, pero sin ser considerados obligados, la Coroncina de la Santísima Virgen, compuesta por tres Padres Nuestros y doce Aves, en honor a los doce privilegios y la grandeza de María. Esta práctica es muy antigua y tiene su fundamento en la Sagrada Escritura. San Juan vio a una mujer “vestida al sol, con la luna bajo sus pies y sobre su cabeza una corona de doce estrellas”. Esta mujer -según los intérpretes- es la virgen más santa.
[235] Hay muchas maneras de recitar Coroncina bien y sería demasiado largo querer exhibirlos aquí. El Espíritu Santo los dará a conocer a los que serán más fieles a esta práctica piadosa. Sin embargo, una manera fácil de recitarlo es decir en primer lugar: “Digna de aceptar mis alabanzas, Virgen Santa. Dame fuerza contra tus enemigos.” Luego recitamos el Credo y, tres veces, un Padre Nuestro, cuatro Saludos y una Gloria al Padre. Al final dice: ‘Bajo tu protección nos refugiamos…’.

Hoy queremos proponer a vuestra práctica precisamente esta devoción que nos parece realmente edificante meditar. Esperamos hacer lo que nos gusta.

¡Viva María!

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