
Publicamos a continuación una nota que creemos útil sobre el rezo del Santo Rosario. Está tomado de la respuesta de un sacerdote dominico a la pregunta de un fiel (puede encontrar el original aquí):
- La estructura esencial del Rosario es la siguiente:
se enuncia el misterio, por eso se dice el Padre Nuestro, continúa con 10 Avemaria
y termina con la Gloria al Padre. Luego continúa con los otros misterios. - Cuando era novicio en la Orden de los Dominicos, el Rosario se rezaba en comunidad. Recuerdo la impresión que me causó la primera vez. Se decía por la noche, después de las Vísperas, antes de ir a cenar. Después de las vísperas, las luces se apagaron, dejando solo una estación encendida para no quedar totalmente a oscuras. Todos los frailes se arrodillaron en su lugar con la capucha en la cabeza (había una sensación de gran concentración) y uno se sintió como un padre que sin ningún preámbulo decía: “Annunciatio incarnationis Verbi” (el anuncio de la Encarnación del Verbo). Luego continuamos en latín diciendo el Pater, seguido de las Avemarías y concluimos con la Gloria Patris. Luego, el padre que entonó el Rosario continuó con la segunda decena diciendo: Visitatio Beatae Mariae Virginis ad Sanctam Elisabeth (la visita de la Santísima Virgen María a Santa Isabel). A finales de la última década dijo: “Nos cum prole pia” (Nosotros con el Hijo divino) y todos contestamos: “Benedicat Virgo Maria” (Bendice a la Virgen María).
Todos se levantaron e hicieron la debida reverencia en el altar, saliendo siempre en silencio para ir a cenar. - Por lo tanto, no hubo adición, ni siquiera una fórmula de introducción. Se recitó con bastante rapidez porque, según la tradición dominicana, la oración en el coro se convierte en “breviter et succinte” (con pausas breves y con recitación rápida), pero no de manera apresurada. Se recitó en voz baja para favorecer la contemplación que acompañaría al rezo material del Rosario.
- El asombro fue grande la primera vez porque anteriormente cuando estaba en casa sentí que en la parroquia comenzamos diciendo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Al final de cada década se decía: “Jesús mío, perdona nuestros pecados…”. En otros lugares decían: “Alabado sea siempre el Santísimo Nombre de Jesús, de José y de María”. En la Orden Dominicana nada de esto.
- También recuerdo que cuando estaba en casa el párroco insistió en detenerse un momento después de mencionar el misterio antes de continuar con el Padre Nuestro. Ese silencio estaba destinado a meditar. Y así lo hizo.
En la Orden, sin embargo, no hay pausa para el silencio porque todo el Rosario es meditación y contemplación. - Cuando llegué al final de la corona cuando estaba en casa escuché las letanías que se decían y terminó con la Salve Regina.
En la Orden Dominicana, que fue la iniciadora y gran propagadora del Rosario, nada de esto.
No es que no se recitaran las letanías. De hecho, se cantaron procesionalmente en latín después de Completas yendo frente al altar de la Virgen el primer sábado de mes. La Salve Regina, por otro lado, se cantaba solemnemente de acuerdo con la propia melodía de la Orden todas las noches al final de Completas. - Quería recordar todo esto para resaltar la estructura esencial del Rosario, distinguiéndolo de todas las demás adiciones.
No es que las diversas adiciones sean malas, todo lo contrario. Algunos están ordenados para favorecer la meditación, otros el elogio de la Sagrada Familia (“Alabado sea el Santísimo Nombre de Jesús, José y María”), otros sufragios por los muertos, otros pretenden concretar una intención particular, como por ejemplo el invocación de la paz. Ésta es la razón de tantas variaciones. Pero en sí mismos no forman parte del Rosario. Cuando rezo el Rosario por mi cuenta lo digo como lo aprendí en el noviciado sin preámbulo ni conclusión y sin ningún añadido entre una decena y la siguiente.
De esta manera no es difícil rezar más de una corona al día y de hecho todo el Rosario (los quince misterios). - Para la compra de la indulgencia plenaria hay algunos requisitos: debe ser recitado en un oratorio (iglesia) o en una familia o grupo. Esto es para incentivar la oración que se hace en la Iglesia porque evidentemente el lugar sagrado facilita el recogimiento y para alentar la oración comunitaria especialmente en el hogar. Además, para las indulgencias es necesario agregar una oración según las intenciones del Papa. Algunos dicen Pater, Ave y Gloria. Otros dicen las letanías o la Salve Regina queriendo decir con esto adquirir indulgencias. Puedes hacerlo como quieras. Lo importante es que existe la estructura esencial del Rosario con la adición de una oración.
Pero esto tampoco es parte del Rosario.